¿Realmente sabes cómo escuchar?

¿Realmente sabes cómo escuchar?


Ser un buen comunicador requiere saber cómo escuchar. De hecho, ¿sabías que pasamos más tiempo escuchando que hablando? Según la investigación, del tiempo total dedicado a la comunicación, el 22% se dedica a la lectura y escritura, el 23% a hablar y el 55% a escuchar. Esto no significa que prefiramos escuchar en lugar de hablar, sino que estamos expuestos a mucha información todo el tiempo.


La escucha efectiva va más allá. Se trata de enfocarse, capturar e interpretar mensajes verbales, entonación y otras formas de expresión, como el lenguaje corporal. Representa deducir, comprender y dar significado a lo que se escucha. Requiere agregar significado al sonido. La escucha es la habilidad que determina cómo manejas las relaciones y los vínculos. Nos permite entender a los demás y mantener buenas relaciones. Pero, ¿realmente escuchamos todo el tiempo?


En realidad, no, eso sería mucha información inútil. Sin embargo, si quieres demostrar que te importa lo que una persona comparte contigo, es importante que hagas tu mejor esfuerzo.


La escucha activa es un esfuerzo físico y mental para captar el mensaje completo interpretando su significado a través de la comunicación verbal y el lenguaje corporal y proporcionando retroalimentación al hablante sobre lo que entendimos. Significa escuchar con atención y concentración mientras enfocamos toda nuestra energía en las palabras e ideas del mensaje, entendiendo y mostrando a nuestro interlocutor que está bien interpretado.


La escucha activa es una habilidad que se puede adquirir y mejorar con la práctica. Sin embargo, la escucha activa puede ser difícil de dominar. Se necesita tiempo y paciencia para desarrollarla. Requiere concentración en lo que se está diciendo en lugar de simplemente ‘escuchar’ pasivamente el mensaje del hablante.


La escucha activa implica escuchar con todos los sentidos. Además de prestar atención al hablante, es importante que el ‘oyente activo’ parezca estar escuchando. De lo contrario, el hablante puede concluir que lo que está hablando no es interesante para el oyente.

El interés puede transmitirse al hablante mediante mensajes verbales y no verbales, como mantener contacto visual, asentir con la cabeza y sonreír. Aceptar diciendo “sí” o alentándolo a continuar. Al proporcionar esta retroalimentación, el hablante generalmente se sentirá más cómodo y, por lo tanto, se comunicará con más facilidad, apertura y honestidad.


Entonces, ¿qué podemos hacer para mejorar nuestras habilidades de escucha activa?


  1. ENFOQUE

¡No te distraigas! Lo importante es estar atento. Esto implica muchos elementos:

Aparta los teléfonos móviles. Presta atención. No te distraigas con tus propios pensamientos, sentimientos o prejuicios. Mantente en el presente, escuchar es tu presente. Trata de no enfocarte en el acento del orador o en sus maneras de hablar hasta el punto de que se conviertan en distracciones. Si te resulta particularmente difícil concentrarte en lo que alguien está diciendo, intenta repetir mentalmente sus palabras mientras se están diciendo, esto reforzará el mensaje y te ayudará a mantenerte enfocado.


  1. DEMUESTRA QUE ESTÁS ESCUCHANDO

Aquí hay algunas estrategias: Reforzar que estás escuchando hace que tu cliente se sienta escuchado y comprendido. El reconocimiento puede ser algo tan simple como un gesto con la cabeza. Simplemente estás indicando que estás escuchando. La postura corporal también puede ayudar a reconocer que estás escuchando.


El lenguaje corporal es un tipo de comunicación que utiliza gestos, posturas y movimientos del cuerpo y la cara para transmitir información sobre los pensamientos y emociones. Por lo general, ocurre de manera inconsciente y nos dice sobre el estado emocional del individuo. Asegúrate de que tu postura sea abierta e interesante incluso si el hablante no puede verte. Una buena postura te animará a escuchar con atención.


Anima al hablante a continuar con pequeños comentarios verbales como sí y “uh huh”. Una acción sencilla trae grandes resultados. ¡Inténtalo! Estos sonidos ayudarán a mostrar que estás allí.


No te preocupes si pierdes el enfoque. No te avergüences. Siempre es mejor reconocer que no estabas escuchando y pedirle al hablante que repita lo que acaba de decir.


A. No ignores el contenido no verbal.


El lenguaje corporal, las expresiones faciales, los gestos y el tono de voz de las personas pueden darte pistas sobre lo que piensan y sienten. El volumen y el ritmo también contribuyen a lo que alguien está diciendo. Al escuchar, recuerda que las palabras transmiten solo una fracción del mensaje. Incluso por teléfono, puedes aprender casi tanto sobre una persona del tono y el ritmo de su voz como de lo que dicen.


Todos usarán el tono y el volumen de voz en ciertas situaciones, déjalos ayudarte a entender el énfasis de lo que se está diciendo. Estas son pistas que no debes ignorar.


B. Parafrasear.

Parafrasear implica usar otras palabras para reflejar lo que ha dicho el hablante. Parafrasear muestra no solo que estás escuchando, sino que estás intentando entender lo que el hablante está diciendo.


El propósito de la parafrasear es:

Permitir que el hablante ‘escuche’ sus propios pensamientos y se centre en lo que dicen y sienten. Mostrar al hablante que estás tratando de percibir el mundo tal como lo ven ellos y que estás haciendo todo lo posible por entender su mensaje. Animarlos a seguir hablando.